Thursday, August 31, 2006

Testigos De Jehova En Chile

Una carta que produce, especulaciones entre los TJs..
esta carta enviada a las congregaciones del mundo, tiene que ver con una operación de emrergencia en caso de desastres naturales, pero que para los temerosos TJs, produce especulaciones y sacadas de contextos propia de una agrupación sometida al temor de una Apocaliptico Final de la humanidad..
esta es la copia de la carta enviada a México:


Congregación Cristiana de los Testigos de Jehová, A.R.
Apartado Postal 896, 06002 México, D.F. El Tejocote, Edo. de Méx.: Tel. (01 55) 5858 0100, fax (01 55) 5133 3089
6 de julio de 2006
A LAS CONGREGACIONES DE MÉXICO Y BELICE
Asunto: Preparación para desastres
Estimados hermanos:
Jesús indicó que como parte de la señal de los últimos días habría un aumento de los desastres naturales (Mat. 24:7, 8; Luc. 21:11). Por lo tanto, es prudente que las con gregaciones hagan los preparativos necesarios (Pro. 21:5; Nuestro Ministerio del Reino 2/97, Sección de preguntas). De este modo, si azota un desastre en su zona, se atenderán las necesidades de los hermanos y se mostrará amor al prójimo (Luc. 10:27b; Gál. 6:10). Las siguientes instrucciones les ayudarán a este respecto.
Prepárense de antemano. El secretario de la congregación tiene la responsabilidad de mantener una lista actualizada con las direcciones y números telefónicos, tanto celu lares como fijos, de todos los publicadores. Si usted cambia de domicilio o de teléfono, tenga la bondad de informárselo al secretario sin demora. Él colaborará estrechamente con los superintendentes de Estudio de Libro de Congregación para mantener al día los datos necesarios para ponerse en contacto con los publicadores. A todos los ancianos se les entregará una copia de esta lista. Si un siervo ministerial es siervo de estudio de li bro, a él también se le entregará un ejemplar. La información de dicha lista debe man tenerse confidencial.
El cuerpo de ancianos tiene que determinar si la congregación se encuentra en una zona propensa a sufrir desastres. Si así es, le pedirán a cada publicador que facilite al su perintendente de su estudio de libro el nombre y teléfono de algún conocido suyo que no viva en las cercanías. Los superintendentes de estudio de libro entregarán estos datos al secretario, quien los incluirá en una lista secundaria, de la cual también entregará una copia a cada anciano. El objetivo de esta medida es que, en caso de emergencia, puedan comunicarse con alguien que viva fuera de la zona de desastre. Esto permitirá que el su perintendente de estudio de libro y el publicador puedan comunicarse.
En las zonas de riesgo, el cuerpo de ancianos también elaborará un plan de emer gencias. Dicho plan incluirá: 1) una lista de los artículos de primera necesidad que debe rá haber en todo hogar; 2) un plan de evacuación que incluirá a las personas mayores, enfermas y con necesidades especiales; 3) instrucciones para que los superintendentes de estudio de libro se comuniquen entre sí y con los publicadores, tanto antes como duran te y después del desastre, y 4) medidas que deben tomarse para proteger los archivos y registros de la congregación. Si las circunstancias de la zona lo exigen, podrán incluirse otras instrucciones. Se procurará que el plan para emergencias sea sencillo y práctico. Debe enviarse al superintendente de circuito una copia del plan y otra de los datos de los publicadores. Si es preciso, los ancianos pueden emplear una sección de necesidades loca les en el programa de la Reunión de Servicio para explicar el plan de emergencias. De esta manera, todos los miembros de la congregación estarán al tanto de las medidas que se hayan dispuesto.
Advertencias de desastre. Cuando se emitan avisos de peligro al público, cada superintendente de estudio de libro deberá comprobar que todos los publicadores
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de su grupo se encuentren bien y que estén preparados. Además, dará un breve informe al superintendente presidente, quien se encargará de coordinar los preparativos de la con gregación y lo que se hará si azota el desastre. Aunque este es el procedimiento general que se seguirá en cualquier tipo de desastre, es obvio que las medidas que se tomen de penderán de cuánto tiempo se disponga y de cuáles sean las circunstancias.
En caso de que se emita una alerta de huracán, cada superintendente de estudio de libro se pondrá en contacto con los miembros de su grupo. Deberá hacer lo siguiente: 1) verificar la exactitud de los números de teléfono y demás datos de contacto, 2) asegurar- se de que los publicadores tengan los artículos de primera necesidad suficientes para un plazo de tres a cinco días y 3) confirmar qué deben hacer los publicadores para abando nar la zona en caso de que la evacuación sea necesaria (cada familia deberá decidir a qué lugar dirigirse, y en caso de que vayan a alojarse con alguien, el superintendente de es tudio de libro debe obtener el nombre, la dirección y el teléfono de la persona con la que se quedarán). Si el superintendente de estudio de libro puede visitar a los publicadores, eso le permitirá determinar si precisan más ayuda, como preparar la casa, consolarlos con pensamientos espirituales o bien orar con ellos.
Cuando se emita una advertencia de huracán o de erupción volcánica y las autori dades locales ordenen la evacuación de una zona atendida por la congregación, los planes de evacuación que esta haya elaborado se pondrán en práctica. Si es necesario, el secre tario se asegurará de que los archivos y registros de la congregación se lleven a un lu gar seguro y seco. El superintendente presidente se pondrá en contacto con el Comité de Funcionamiento del Salón del Reino para cerciorarse de que el salón se haya preparado para soportar la tormenta. Los superintendentes de estudio de libro deberán comunicarse una vez más con todos los miembros de su grupo y determinar si necesitarán ayuda para preparar su casa o para disponer de suficientes suministros para un plazo de tres a cin co días. También esta vez verificarán los datos de contacto. A continuación darán un in forme al superintendente presidente y le comunicarán cualquier cambio en los datos de contacto. A su vez, el superintendente presidente informará al superintendente de circui to sobre los preparativos que ha hecho la congregación para el posible azote del desastre.
Si un desastre azota su zona. Las cualidades cristianas deben manifestarse de in mediato e impulsarnos a atender las necesidades físicas de nuestra familia (Juan 13:35). Ayude a cualquier otra persona que lo necesite. En cuanto pueda, trate de ponerse en contacto con su superintendente de estudio de libro o, si esto no es posible, con algún otro anciano de la congregación. Explique cuálés son sus circunstancias e indique cuál es su paradero en ese momento.
Como medida preliminar de las labores de socorro, el superintendente de estudio de libro tratará de ponerse en contacto con todas las familias de su grupo, preferiblemente en persona. Tras evaluar los daños y determinar qué ayuda se necesita, informará al su perintendente presidente de la situación de cada familia. Si alguien ha resultado herido, el superintendente de estudio de libro prestará la ayuda que le permitan las circunstan cias. Quizás le sea posible trasladar a los hermanos a un centro médico para recibir asis tencia, o tal vez un hermano o hermana de la zona tenga conocimientos médicos y pue da ofrecer su ayuda. El superintendente presidente y los superintendentes de estudio de libro colaborarán para atender a los publicadores y asegurarse de que dispongan de ali mento, ropa, cobijo y artículos de primera necesidad.
El superintendente presidente, en nombre del cuerpo de ancianos, se comunicará con el superintendente de circuito para darle información sobre los heridos, sobre los da ños causados al Salón del Reino o a las casas de los hermanos, y sobre cualquier nece sidad que surja. También coordinará la labor de los ancianos locales a fin de prestar
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apoyo espiritual y emocional a la congregación. Los ancianos se encargarán de que las reuniones de la congregación se reanuden lo antes posible.
El superintendente de circuito se mantendrá en contacto permanente con los super intendentes presidentes para saber lo que se está haciendo para ayudar a los hermanos. El tiene la responsabilidad de telefonear a la sucursal para informar de la situación en la zona y de transmitir las instrucciones de la sucursal a los ancianos de su circuito.
La sucursal coordinará las labores de socorro a gran escala que puedan requerirse. Tras evaluar lo que se necesita, determinará si debe formarse un comité de socorro. En caso afirmativo, se notificará de ello a los hermanos responsables (Proclamadores, página
310).
Como hemos visto, los superintendentes de est de libro, el superintendente pre sidente, el superintendente de circuito y la sucursal son eslabones esenciales para velar por la seguridad y el bienestar de la congregación. Todos debemos colaborar plenamente con ellos, pues eso contribuirá a que haya una buena comunicación y se pueda prestar la ayuda necesaria lo antes posible.
Si un desastre azota en otro lugar. Nunca subestime el buen efecto que sus ora ciones pueden tener en los hermanos de una zona azotada por un desastre (2 Cor. 1:8—11). Usted quizá se sienta impulsado a expresar su interés mediante una donación. A este respecto, Nuestro Ministerio del Reino de noviembre de 2005 indicó en la página 3:
"Se recomienda que los donativos en concepto de ayuda humanitaria se hagan al fondo para la obra mundial. Este fondo se utiliza para financiar las operaciones de socorro, así como para satisfacer las necesidades espirituales de nuestra hermandad cristiana. Si al guien desea, por algún motivo, donar dinero concretamente para fines humanitarios apar te de las contribuciones para la obra mundial, puede hacerlo con la seguridad de que se empleará dondequiera que se necesite dicha ayuda. Se agradecería, sin embargo, que si se 0pta por este tipo de donativos, no se especifique el lugar al que deben destinarse ni el modo como deben emplearse".
Algunos hermanos tal vez deseen enviar diversos artículos o suministros a la zona afectada, pero no deben hacerlo a menos que los hermanos encargados lo soliciten espe cíficamente. De este modo, las operaciones de socorro se llevarán a cabo ordenadamente y los artículos se distribuirán de manera adecuada. También agradeceremos que no llame innecesariamente a la sucursal, pues esto bloquearía las líneas telefónicas y nos impedi ría atender las llamadas procedentes de la zona del desastre. Dependiendo de las necesi dades y las circunstancias, la sucursal se pondrá en contacto con las congregaciones para organizar la ayuda que se precise.
En caso de que azote un desastre, podemos estar seguros de que Jehová nos apoya rá y consolará. Por consiguiente, tengamos plena confianza en que él será nuestro refu gio (Sal. 62:8). Cuenten con nuestras oraciones constantes y con todo nuestro amor cris tiano.
Sus hermanos,
Congregación Cristiana de los Testigos de Jehová, A. R.
c .c.p. superintendentes viajantes
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P.D. Para el cuerpo de ancianos:
La Sección de Preguntas de Nuestro Ministerio del Reino de febrero de 1997 seña la: "Los ancianos y siervos ministeriales desempeñan un papel decisivo en prestar so corro. Si se avisa de antemano del desastre, como en el caso de algunas tormentas gran des, ellos deben cerciorarse de que todos los hermanos estén en un lugar seguro y, si el tiempo lo permite, conseguir y distribuir provisiones que tal vez sean necesarias".
La experiencia ha demostrado que cuando los ancianos se preparan con suficiente antelación, pueden ayudar a todos los hermanos a encontrar un alojamiento adecuado y lo bastante lejano de cualquier peligro inminente. De esta forma, por ejemplo en el caso de un huracán, tendrán cubiertas las necesidades básicas como agua, comida, baños y lu gares apropiados para dormir. Los Salones del Reino solo deben emplearse como último recurso, puesto que no cuentan con las instalaciones necesarias para satisfacer tales ne cesidades. Además, si muchas personas se instalaran en el Salón del Reino, sería muy di fícil utilizarlo para su verdadero propósito. Claro está, si la situación se vuelve desespe rada y no hay tiempo para buscar alojamientos adecuados, no debemos permitir que los hermanos sufran daños por no cobijarlos en el Salón del Reino. Aun así, decisiones de esta naturaleza solo deberán tomarse en emergencias de última hora, y los hermanos deberán ser reubicados lo antes posible en lugares mejor equipados para atender sus ne cesidades.
Esta carta debe leerse a la congregación en la próxima Reunión de Servicio, y los ancianos se reunirán posteriormente para analizar esta posdata. Después, la carta se guardará en el archivo permanente de la congregación junto con las demás cartas de instrucciones. No se colocará en el tablero de anuncios. En las zonas propensas a sufrir desastres, estas instrucciones se revisarán anualmente. Por ejemplo, en zonas con riesgo de huracanes se revisarán todos los años antes de que comience la temporada de huraca nes.
P.D. Al superintendente de circuito:
Agradecemos su ardua labor por las congregaciones de su circuito, y en particular su esfuerzo por cuidar a los hermanos cuando azotan desastres. Puesto que la buena co municación en las horas posteriores al desastre es esencial para dar la ayuda necesaria, usted deberá hacer un informe preliminar a la sucursal antes de que transcurran veinti cuatro horas después del desastre, y a partir de ese momento se mantendrá en contacto permanente con la sucursal a medida que se efectúan las operaciones de socorro.
Si su circuito está en una zona de riesgo, quizá le resulte útil saber qué hermanos tienen alguna preparación médica, como doctores, personal de enfermería, paramédicos y especialistas en primeros auxilios. En caso de que sobrevenga un desastre de grandes proporciones, se podrá llamar a estos hermanos y hermanas para que presten ayuda si es necesario.
Cuando visite congregaciones que están en zonas propensas a terremotos, huracanes o tornados, deberá recibir una lista actualizada de los números de teléfono y demás da tos de contacto de todos los publicadores. Los ancianos también le informarán de su plan de emergencias. Si ellos no le entregan esta información, tenga la bondad de pedírsela. Como puede ver, es esencial que se mantenga en contacto con todos los superintendentes presidentes de su circuito. Por tanto, convendría que también les proporcione a todos los superintendentes presidentes los datos de algún conocido suyo que viva lejos de la zona, de forma que ellos puedan localizarlo a usted si las comunicaciones se interrumpen. Cuente con nuestro cariño y agradecimiento por su magnífico ejemplo (Fili. 2:29).